Pesca Artesanal: Solo el clasismo podrá salvar el rubro
Pesca Artesanal: Solo el clasismo podrá salvar el rubro
Extraido de www.perspctivadiagonal.org
La ley Longueira, en torno a lo que
se ha llamado la privatización de los recursos del mar y el acabose de
la pesca artesanal, viene a consolidar un modelo de administración
pesquero, que comenzó programáticamente en dictadura, que propicia el
saqueo y el despilfarro por parte del capital nacional e internacional y
que, sin embargo, nunca ha tenido mayor resistencia social dentro de su
desarrollo. Esto explica el estado actual de la pesca artesanal en
Chile y la sobrexplotación de varias pesquerías nacionales, pero además
nos permite analizar los factores que han construido, hasta el día de
hoy, las reivindicaciones programadas dentro de los sectores llamados a
rescatar el rubro.
En perspectiva histórica
La necesidad de legislar en torno a la
pesca surgió a mediados de los 80s en función de los intereses de la
clase empresarial por asegurar una institucionalidad que salvaguardase
sus ingresos en el tiempo1. El carácter programático de estos
esfuerzos puede notarse en la similitud que existe entre el primer
esbozo de la Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA), redactado entre
1988 y 1989 por comisiones legislativas de la dictadura, y la ley
Longueira. Ya en este temprano esbozo legislativo se contemplaba la
implementación de Cuotas Individuales Transferibles (CIT), las cuales
correspondían a fracciones de la Cuota Total Permisible (CTP) que se
asignarían a particulares y que podrían transarse en el mercado como
cualquier bien. Un modelo de administración pesquero que no solo es
viejo sino que copiado de la criticada legislación de los E.E.U.U2.
El objetivo final consistía en la mercantilización total de los
recursos pesqueros, el ingreso de capital extranjero, y como se ha visto
recientemente, utilizar los recursos del mar como moneda de cambio, por
parte del empresariado criollo para negociaciones como el TLC con la
unión europea y el ingreso de Chile a la O.C.D.E3.
Si bien los intereses empresariales no
pudieron concretarse a plenitud en 1990 cuando la LGPA fue finalmente
aprobada por el gobierno de Aylwin, los tecnócratas pesqueros de los
sectores industriales lograron que, tras 10 años de “carreras
olímpicas”, en las que los más fuertes hegemonizaron las capturas, una
reforma a la LGPA permitiera aumentar la rentabilidad de las empresas
con “derechos históricos de pesca” 1. Esta reforma consistía
en establecer los Límites Máximos de Captura por Armador (LMCA) y el
Régimen Artesanal de Extracción (RAE), que justificados como una medida
de conservación pasaron a ser el siguiente y fundamental paso hacia la
privatización de los recursos pesqueros. Los LMCA se aplicaron a los
armadores industriales y consistían, en términos simples, a concesiones
de una fracción de la CTP a un armador por un periodo de tiempo
definido, el cual durante el 2002 pasó a ser de 10 años. Aquí cabe
mencionar que los Zaldivar, gestores de esta reforma, ganaron alrededor
de 309 millones de pesos debido al alza en el valor de sus acciones en
la empresa pesquera Eperva y sus filiales tras la promulgación de la
reforma de la LGPA4. Solo se requirió otorgar la concesión de
toneladas de pescado por 10 años a una persona y ahora sus barcos
valían su valor patrimonial y el agregado de sus derechos a pescar.
El RAE, funcionó de forma similar a los
LMCA pero en el sector artesanal, otorgando un privilegio a ciertas
personas dueñas de una embarcación (o varias) y proletarizando así a
tripulantes, motoristas, y todas aquellas personas que históricamente
habían generado un sistema de trabajo que, si bien no garantizaba, al
menos permitía en esa añorada esfera de lo inédito viable, la
colectivización de los gastos y ganancias. Entendemos con esto que la
implementación del RAE no tuvo tanto que ver con la preocupación por los
recursos objetivo de la pesca artesanal como con la consolidación de
una pequeña burguesía pesquera artesanal servil a los intereses de la
clase empresarial.
Mientras el proceso descrito
anteriormente tomaba lugar en el área de las pesquerías, paralelamente
la estatalmente subsidiada industria salmonera crecía estrepitosamente
en los mares australes del país. Este crecimiento, que claramente puede
relacionarse con una legislación medioambiental y laboral irrisoria,
también tiene un correlato con la industria pesquera. Hoy en Chile está
más que claro que la razón de la pesca, industrial y artesanal, es
alimentar salmones. Se requieren entre 5 y 10 kilos de pescado de
especies capturadas por la pesca en general para cosechar 1 kilo de
salmón. Eso debido a la industria reductora que utiliza los peces
nativos para manufacturar harina y aceite de pescado los cuales se usan
para hacer alimento de salmones. Esto quiere decir que por cada kilo de
salmón que compran países como Japón y E.E.U.U (no hay gran mercado
interno para el salmón) se desperdician hasta 9 kilos de pescado
igualmente nutritivo para alimentar al pez gordo del lujo.
La pesca artesanal de los dirigentes
Mientras el empresariado pesquero ha
hecho y deshecho en la esfera de las políticas públicas, la pequeña
burguesía pesquera artesanal, compuesta en gran medida por armadores
privilegiados por el RAE y que se apoderaron de las cúpulas
dirigenciales de los sindicatos pesqueros de la CONAPACH y CONFEPACH,
han limitado su accionar a una lucha de resistencia, de atrincheramiento
progresivo a la retirada. A la vez que han sido cómplices de la
consolidación del modelo de administración pesquero, se han dedicado a
llenarse los bolsillos a expensas de sus sindicatos sin siquiera pescar y
han servido de operadores políticos de los gobiernos de turno para
conseguir la aprobación del sector pesquero artesanal en iniciativas tan
repudiables como, el sistema de LMCA, el RAE, la privatización del mar y
actualmente el acuerdo Longueira que firmaron muchos dirigentes sin
siquiera consultar a sus bases5.
La pesca artesanal hoy se encuentra,
acorralada en las primeras millas marítimas donde los recursos son
escasos, dependiente del sector industrial ya que deben vender sus
capturas a las pesqueras procesadoras que pertenecen a los mismos dueños
de las flotas industriales y que además fijan los precios
unilateralmente, bajo una normativa que propende al traspaso de cuotas
desde el sector artesanal al industrial, con los registros artesanales
de pesca cerrados a las nuevas generaciones, ahogada en tributaciones
abusivas, si se entiende la magnitud de sus rentas en comparación con el
sector industrial, y constantemente amenazada por los debacles que
generan las industrias contaminantes del borde costero. En este
escenario la dirigencia sindical de la pesca artesanal concibe su
“lucha” en mendigar cuotas, defender las 5 millas marinas de derecho
exclusivo a la pesca artesanal, y evaluar formas más afables del pago de
las permisos de pesca y la instalación del sistema GPS que se exige en
la nueva Ley. Nada se ha dicho sobre, la privatización de los peces, la
soberanía alimentaria, o la sustentabilidad efectiva de la pesca.
Un sector pesquero clasista
Hoy en día el único sector sindical de
la pesca artesanal que mantiene cierta intransigencia contra el modelo
imperante es la Comisión Nacional por la Defensa del Patrimonio Pesquero
de Chile A.G. Sin embargo, más allá de lo valorable que pueda ser esta
perfectible iniciativa, en esta organización aún penan la falta de
reivindicaciones de carácter estructural y la ausencia de clasismo.
Lo importante aquí es que,
independiente de donde surja el trabajo que apunte a la construcción de
un sindicalismo de clase en la pesca artesanal, existen temas
transversales que deben ser abordados.
La pesca artesanal no puede seguir
concibiéndose como una eterna sobreviviente. No es posible que esta
apueste a su conservación mediante la defensa de las 5 millas como
caballito de batalla frente a la sobreexplotación de los recursos,
sencillamente porque las poblaciones que son capturadas por el sector
artesanal e industrial son las mismas y los peces no tienen noción de
ningún sistema métrico. Tampoco tiene sentido agotarse criticando artes
de pesca nocivos, o la restricción de las tallas de captura, si por muy
buenas prácticas pesqueras que se pudieran implementar, la magnitud de
la depredación realizada por el sector industrial de todas maneras hace
insostenible la pesca en su totalidad.
Por otro lado, la pesca artesanal debe constituirse como un sector productivo en sí mismo y generar proyecciones propias,
cortando de cuajo el vicioso cordón umbilical que la amarra al sector
industrial, así como de los parásitos de la industria intermediaria. No
se esperan soluciones mágicas que operen en el inmediato, pero
claramente hay que empezar. No son pocas las ideas dentro de algunos
sectores de la pesca artesanal que, por ejemplo, buscan otorgar valor
agregado a sus capturas al generar, por ellos mismos, productos de
consumo directo para la gente, como es el caso e algunas iniciativas de
conserveras, ahumados, o enlatados. Lamentablemente para esto se
requiere insertar un nuevo concepto dentro de la “innovación”, la
cooperativa del sindicato en oposición a la PYME individualista y
fragmentadora.
Entender que los peces son para
alimentar al pueblo y no a especies exóticas, entender que la lucha es
difícil pero no imposible si se concibe como de clase y no gremial,
entender que la pesca industrial y la artesanal son antagónicas e
incompatibles, y que en la actual pugna solo una podrá sobrevivir. Todo
esto es necesario, pero nada tendrá sentido si como primera necesidad
metodológica no se instala el sindicalismo de base. La piedra angular
para la elaboración de un proyecto popular de pesca integrado con los
demás sectores de la sociedad en pos de la construcción del poder
popular es el sindicalismo libertario, es la colectividad, es la noción
clasista de que en los últimos 22 años el sindicalismo de cúpulas ha
propiciado la muerte de la pesca artesanal en base a mentiras, coimas, y
transar en materias donde el interés personal de los dirigentes y las dirigentas primó por sobre el de la clase.
Como en todo el sindicalismo nacional e
internacional, el llamado no es a apartarse sino a reconstruir las
organizaciones de base, la democracia participativa y la integración
intersectorial que permita la definición estratégica y táctica en base
al fructífero análisis clasista.

Referencias
1Villegas, Luís & Thomas, Felipe. Cambios al régimen legal en que opera la pesca. Centro de estudios Pesca Sustentable. http://www.pescasustentable.cl/wp-content/uploads/2012/07/Cambios-al-r%C3%A9gimen-legal-en-que-opera-la-pesca.pdf
2El peligro de la transferibilidad de cuotas. 2011. Centro de estudios Pesca Sustentable. http://www.pescasustentable.cl/2011/11/
3Chavez, Lester. 2012. Que
tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha y
viceversa…Despojo de nuestro mar y sus recursos alimentarios. Parte II:
“internacionalización y la pesca como moneda de cambio”. Mesa comunal de
pesca de Lebu. http://revistamaranion.site90.com/?p=723
4Pizarro, Rodrigo; Vial,
Rosario; Avila, Lorena; Gutiérrez, Cristián; Doren, Daniela. 2002.
Informe Zaldivar, el conflicto de intereses en la ley de pesca. Análisis
de políticas públicas. Publicaciones Terram. http://www.terram.cl/nuevo/images/storiesapp_34_tasacoversion.pdf Consultado el 13 de Septiembre de 2012.
5Acusan a dirigentes de hipotecar los recursos de todos los pescadores de Magallanes. La Prensa Austral. http://www.laprensaaustral.cl/cronica/acusan-a-dirigentes-de-hipotecar-los-recursos-de-todos-los-pesca-9646 Consultado el 13 de Septiembre de 2012.