Trawun en la Isla Teja: Comunidad Koliñir lof huapi reivindica terrenos ancestrales
En esta
instancia los representantes de la comunidad Koliñir dieron a conocer la
reivindicación territorial que han comenzado a impulsar en los terrenos
fiscales aledaños a la ex cárcel en Valdivia, donde desde hace un tiempo
venían realizando una serie de actividades como construcciones y preparación de la
tierra para ser sembrada. Sin embargo, la intendencia al enterarse de la ocupación de estos terrenos, ordenó a carabineros y guardias municipales controlar la entrada al sitio, quedando en la actualidad cerrado y
resguardado por la fuerza pública.
Uno de los principales temas discutidos por los y las asistentes fue la
protección del agua como fuente de vida, la que hoy en día se ve
amenazada por el Código de Agua chileno y la política de privatización impulsada por los gobiernos nacionales desde
la dictadura militar. Esta situación ha dado paso, por ejemplo, a los distintos megaproyectos
transnacionales que hoy en día afectan a las distintas localidades y comunidades
mapuche. Con estos proyectos, entre otras cosas, se inundarían sitios ceremoniales como el Ngen Kituante en el sector de Mantilhue, por la represa en el rio Pilmaiken, o el
complejo ceremonial de la comunidad de Lago Neltume. Estos proyectos no solo afectan aspectos espirituales, sí no que
además condiciona el uso de los ríos y esteros para proyectos económicos propios de las comunidades. Ejemplo de esto es el caso de comuneros y comuneras de La Unión que al no poseer derechos de agua, no pueden usar el Río Bueno para el riego de sus
cultivos.
Dentro de la cosmovisión mapuche, en los menocos (terrenos pantanosos), ríos, lagos, cerros y árboles se encuentran los ngen, las fuerzas tutelares de la vida, por lo que la destrucción de este humedal significa para ellos una profunda violación y falta de respeto a la tradición de este pueblo que lucha por sobrevivir. En este sentido es que consideran que la fuerza espiritual del sitio
que hoy reivindican en la Isla Teja se mantiene viva, haciéndose necesario
recuperar dicho espacio frente al avance voraz
de las empresas inmobiliarias y de los distintos gobiernos que han destruido
los humedales, contaminado el agua y expropropiado el derecho de acceso a los
ríos.
Debemos
recordar que Valdivia y la Isla Teja estaban cursadas por humedales, los que
han sido rellenados por distintos actores y sucesos a lo largo de la historia de la
ciudad, pero en la actualidad el mayor responzable de su deterioro es la política inmobiliaria,
que por medio de diversas empresas ha rellenado la gran mayoría de los humedales, para vender casas y construcciones sumamente caras en terrenos inestables
y peligrosos en el caso de un sismo. Esto se puede revisar en cualquier mapa con clasificación del suelo, mapas que
manejan las constructoras y autoridades del MOP, pero que no son considerados ya que
no existe una normativa que los obligue a respetar la clasificación de los
suelos.
A modo de contextualización, la historia
nos cuenta que los terrenos de la Isla Teja tras la llegada de los españoles, pasaron
a ser de un conquistador genocida de apellido Valenzuela, a quien bajo la institución
de la encomienda se le adjudicaron los terrenos con todas las personas que vivían
en el sector y los diferentes lof. Es de aquí que
proviene el antiguo nombre español de esta isla, Isla de Valenzuela. Después del segundo
Futa Malon al mando del Toki
Pelentaru, conocido en las crónicas españolas como la Rebelión de las 6 Ciudades,
Valdivia queda desocupada y la isla
vuelve a pasar al control mapuche. Mucho después, ya por 1850, esta vez bajo el Estado chileno, es impulsada la colonización alemana del territorio mapuche, donde los
terrenos de la Isla Teja pasan a
propiedad de los colonos, siendo las personas que vivían en la isla obligados a
irse o quedarse como inquilinos de los nuevos dueños de la tierra. Sin embargo,
existieron distintos asentamientos mapuche y mestizos en la isla y las 16
hectáreas que componen los terrenos que hoy día se reivindican siempre fueron
usadas por la comunidad en general que habita la Isla Teja.
Hoy en día
son las comunidades organizadas las que llevan adelante
la defensa de los espacios patrimoniales y naturales que son de importancia pública de
todas las personas, no solo de los mapuche. Actividades como la de este fin de semana, hacen un llamado a pensar en
el autogobierno y el fortalecimiento de
la identidad y cultura de nuestros pueblos. A continuación la lectura de la declaración pública por don Raul Coliñir