La pobreza en un pais de millonarios, Lucia Vega.
Presidenta
CUT Provincial Valdivia
Septiembre
2014
La pobreza en nuestro país, Chile, es el resultado de una inmensa
desigualdad, una desigualdad incubada desde la matriz, donde nacen hijos en
cuna de oro y la gran mayoría nace en cuna de paja.
La pobreza está reflejada en las familias vulnerables que hoy no
cuentan con un empleo estable, trabajadores endeudados, sin vivienda digna, sin
luz ni agua potable, y atomizados por un sistema que te obliga a vivir en
esclavitud de las empresas, dejando y permitiendo que sus derechos sean
vulnerados por mantener un puesto de trabajo que le permita sobrevivir.
Como se entiende que Chile sea uno de los países con más
desigualdad y desempleo y a la vez sea la cuna de los doce empresarios más
ricos del mundo, los mismos quienes transmiten internacionalmente que nuestro
país es desarrollado, cuando la realidad es muy distinta. Cuando por ejemplo la
gente de mar, quienes viven de la pesca hoy en día ni siquiera puede pescar
para alimentarse porque estos son extraídos por las empresas extranjeras, para
las que la ley, como la "Ley Longueira", no solo se los permite sino
además los protegen.
Nuestros recursos naturales como el cobre, el agua, bosques y
otros, son usurpados por los que tienen más y enriquecen a los países
extranjeros, y cada vez empobrece y margina a los chilenos y chilenas que
trabajan duramente levantando la economía de este país, quienes no reciben ni
siquiera un sueldo digno por ello.
Tenemos una constitución antidemocrática hecha inteligentemente
para proteger y respaldar los abusos y malas prácticas que van en contra de la
ciudadanía empobrecida y desprotegida, con los que no solo se violan los
derechos humanos según los organismos internacionales, sino que además se
comete genocidio con los ciudadanos chilenos y el pueblo mapuche.
Las clases sociales divididas y encubiertas, son solo formas de
entregar un conformismo a los que menos tienen. Existen solo dos clases
sociales y esto es generalizado por la distribución de las riquezas, la cual es
nula teniendo en cuenta que nos encontramos en un país benefactor, pero los
beneficios o prestaciones sociales no llegan a todos los que lo necesitan. Por
una parte el empresariado solo se rige por la ley hecha por el mismo,
entregando un sueldo mínimo que está muy por debajo de lo que es el costo de
una canasta familiar mensual, y por otra parte, de forma engañosa evitan la
organización sindical, las negociaciones colectivas, que son el eje fundamental
para los trabajadores de llegar a mejorar medianamente sus condiciones
económicas.
Chile es un país subdesarrollado con una de las desigualdades más
grande en América latina; crece la pobreza y el desempleo, y la vida se
encarece cada vez más.
Los partidos políticos de derecha como los de centro no han tenido
un compromiso real con las demandas sociales, y hoy son cómplices de los
sufrimientos y agonías de los ciudadanos.
Los movimientos sociales y de trabajadores son un referente para
terminar con este crimen social. Con estrategia política, movilizaciones y
unidad se puede concientizar y educar en materia de derechos, y levantar
movimientos con fuerza de lucha y perspectiva de clase en contra de la
constitución que fue creada en dictadura. Se puede cambiar. Eso depende de los
intereses y el proyecto social que seamos capaces de levantar.
La votación como derecho cívico en forma democrática es una
herramienta que debemos utilizar para elegir y establecer un gobierno que
priorice las demandas de su pueblo, haciendo de este un país democrático y más
libre.
Hoy quedan claros los efectos del capital transnacional que rige
este país. Ya las decisiones políticas y económicas no son internas y esto
debido a los tratados de libre comercio, por lo que somos cada vez menos
chilenos: estamos permitiendo sin siquiera darnos cuenta la compra de nuestros
propios productos, cuya materia prima es extraída del seno de nuestro
territorio y procesados en el extranjero, los que luego son comercializados con
un costo casi inaccesible para la gran mayoría de los chilenos.
El alto precio que deben pagar los trabajadores y sus familias es
inaceptable. No solo la cesantía es denigrante, además los que hoy cuentan con
un puesto de trabajo deben hacerlo bajo una esclavitud reglada por la
legislación chilena, con un código del trabajo que no proporciona una justa
defensa ni protección a los trabajadores.
Necesitamos un Chile con justicia y democracia, con una
constitución democrática, un nuevo código laboral de donde emanen los derechos
sociales, civiles y laborales en igualdad y legitimado por la ciudadanía
chilena.
Debemos sentir que el estado se responsabiliza por el pueblo, de
los niños, adultos y ancianos, y para estos últimos se debe crear un nuevo
sistema de pensiones, de reparto, solidario y tripartito, para terminar con las
miserables pensiones y el lucro con los ahorros de los trabajadores por parte
de los dueños de las administradoras. Porque una vez más vemos como se
enriquecen los empresarios nacionales y extranjeros a costa de nuestros
dineros, debemos terminar con estos abusos de poderes y robos.
Pero para que podamos cambiar estos acometidos contra los derechos
humanos de un pueblo entero, debemos ser cada uno de nosotros mismos, o sea el
pueblo, quienes primero tienen que querer hacerlo, y convencernos que lo
podemos hacer a medida que convencemos a otros, que esta lucha puede ser
posible. Y segundo, jamás darnos por vencidos, debemos continuar de pie,
movilizados y denunciando las atrocidades que desde más de cien años nos han
llevado arrastrar indignamente con tanta sangre derramada y tanta injusticia.
Que los ricos de este país sigan disfrutando de su dinero y se
tomen su tiempo, porque ya llega el tiempo del pueblo que se levanta y se
empodera de lo que les pertenece por derecho humano, social y político. Un
pueblo consciente y herido con la memoria de un pasado sufrido dentro de las
empresas y fuera de ellas, a exigir a los “poderosos” lo que los trabajadores
les han entregado y que ellos egoístamente no han querido repartir.
Sigamos adelante con fuerza y convicción del poder que nos da la
unidad y el día de mañana veremos que todo esfuerzo valió la pena cuando ya no
tengamos que luchar con nuestros compañeros por justicia y dignidad.